al soñarte desnuda ante mi;
y yo sin poderlo evitar
atravesé los ásperos ramajes
de tu inalcanzable imagen.
Los gemidos escaparon de mi boca
cuando divisé tus entreabiertos labios húmedos
y me arrojé con ímpetu hacia ellos
para embriagarme por completo
con el cálido aliento de tú boca.
Tu mirada diáfana de niña
se ocultó ante la lumbre
de mis desorbitadas pupilas
pero tu te plantaste ante mí
pidiéndome con ansiedad que te ame
como si fuera ésta, la última vez…
y nos quedamos fundidos
en un solo ser, en una sola llama
Quien no ha soñado a su reina amada desnuda ante el, pero..........que manera tan sensual y exitante de describirlo. Gracias Roberto Blanco