me embriagué con la palpitante
desnudez de tu cuerpo ausente.
Acaricié excitado tu erguido pecho,
besé con lascivia tus torneados muslos
y bebí con avidez
la explosión de tu ser.
Sólo alcancé escuchar
el fuerte estallido de tu corazón
y tus gemidos enardecidos de placer.
Mis sueños han sido mujer
el crisol donde se funde
tu cuerpo con el mío.
Gracias por compartir con el mundo, el placer, la pasión y el sexo de una manera tán deliciosa y exquisita a traves de tus poesías. Roberto Blanco